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Titulada «Fusión Elemental», la pintura abstracta despliega elementos de una naturaleza híbrida a través de la yuxtaposición de texturas, colores y formas. Se trata de una obra grande que engloba una paleta cromática arriesgada, donde predominan tonos de verde, azul y marrón, intercalados con chorros de rojo vivo y amarillo brillante. En el centro se observa una forma similar a un árbol, pero sus raíces parecen convertirse en líneas de agua. El follaje parece fusionarse con el cielo, creando una dualidad entre la tierra y el cielo.
Alrededor del árbol se vislumbran figuras que recuerdan animales, pero sus formas están distorsionadas, difusas, como si fueran también parte de la tierra y del agua. La pintura tiene una calidad onírica, como un desdoblamiento de la realidad en colores y formas fluidas.
El uso de texturas es notable. El pintor utiliza capas gruesas de pintura acrílica que se superponen para dar una sensación de profundidad. En algunas partes, la pintura se ha rascado, dejando restos de blanco que sugieren luz, o tal vez la ausencia de materia. La fuerza de la naturaleza y la energía de los elementos se siente en cada pincelada y color, lo que convierte a «Fusión Elemental» en una reflexión sobre la interconexión de la vida y la naturaleza.
