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Esta pintura abstracta es una explosión de colores vibrantes que captura la esencia de la naturaleza híbrida. La obra visualmente atrapante mide 1,2 x 1,8 metros, ocupando suficiente espacio para su intrínseco detalle.
El lienzo es un embrión de color, donde se mezclan cálidos naranjas y rojos para representar el calor del sol, tonos azules y verdes para el agua y la vegetación. Esta amalgama cromática se fusiona y dispersa en ondas y remolinos, aportando un ecléctico movimiento. El uso de tonos amarillos brillantes enfatiza puntos de luz, creando un efecto dinámico de luz solar filtrándose a través de los árboles.
El artista también juega con textura, con capas de pintura espesa superpuestas en áreas, prefectamente delineando formas de naturaleza abstracta. El resultado es un impresionante contraste entre lo suave y lo rugoso, lo meticuloso y lo espontáneo.
Naturaleza híbrida se refiere a la combinación de elementos orgánicos y no orgánicos. Aquí, el artista incorpora formas geométricas estratégicamente ubicadas, señalando imágenes urbanas entre el caos vibrante.
La obra invita al espectador a cuestionar la relación entre lo natural y lo construido, lo orgánico y lo artificial, y a explorar cómo estos conceptos pueden coexistir y fusionarse en un mismo espacio.
