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Esta fotografía estenopédica muestra a una persona postapocalíptica que ha sobrevivido a una catástrofe mundial. Está vestida con ropa vieja y desteñida, y su rostro está cubierto de polvo y ceniza. Sus ojos están llenos de miedo y desesperación, como si hubiera visto cosas terribles. Su cabello está desordenado y cubierto de suciedad, y su rostro está marcado por la fatiga y la desesperación. Está sentado en una esquina oscura, con los brazos cruzados y la mirada perdida. Su postura sugiere que está aislado del mundo, sin esperanza de que las cosas mejoren. Esta imagen nos recuerda la devastación que puede traer una catástrofe mundial, y nos recuerda que debemos estar preparados para afrontar los desafíos que nos depara el futuro.
