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Esta pintura abstracta de colores vibrantes se enfoca en un retrato de un hombre posthumana. La figura está compuesta por líneas rectas y curvas que se entrelazan para formar una figura única. El hombre se ve envuelto en una maraña de colores vivos y vibrantes que van desde el amarillo brillante hasta el rojo intenso. Las líneas se entrelazan para formar una figura que parece estar en movimiento, lo que añade un toque de energía a la obra. El uso de colores brillantes crea una sensación de vitalidad y vida, incluso a pesar de la posthumana condición del sujeto. El retrato se completa con un fondo de color gris, que destaca aún más los colores vivos de la figura. Esta pintura abstracta es una celebración de la vida y la energía, incluso en la muerte.
