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Una fotografía estenopédica sobre una naturaleza posthumana captura la belleza de la vida y la muerte. Esta imagen muestra una figura humana que se encuentra en un estado de transición entre la vida y la muerte. La figura está recostada en una cama de hospital, con una manta blanca cubriendo su cuerpo. La luz de la luna se filtra a través de la ventana, creando una atmósfera misteriosa y etérea. La figura se ve frágil y vulnerable, pero también hay una tranquilidad y una sensación de paz que se desprende de la imagen. La luz de la luna también ilumina la habitación, creando una sensación de calma y tranquilidad. Esta imagen es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la belleza de la muerte. Es una fotografía que nos recuerda que todos pasamos por una etapa de transición entre la vida y la muerte, y que hay una belleza y una paz en esta transición.