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Esta fotografía hiper realista muestra un retrato de una mujer posthumana. Está sentada en una silla de madera con una expresión en su rostro que sugiere que está pensando profundamente. Sus ojos, de un color gris acero, están llenos de una profunda tristeza. Sus labios, delgados y pálidos, están ligeramente curvados hacia abajo. Sus mejillas son ligeramente sonrojadas, como si estuviera a punto de llorar. Su cabello, negro como la noche, está suelto y cae sobre sus hombros. Su piel es de un tono cetrino, con una ligera sombra de maquillaje en sus ojos. Sus manos están cruzadas sobre su regazo, y su postura sugiere una profunda tristeza. Esta imagen nos recuerda que, a pesar de que la vida es frágil, la memoria de aquellos que han partido siempre permanecerá.
