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La fotografía hiperrealista presenta en primer plano una figura inusual que combina rasgos de múltiples seres. Se trata claramente de un ser híbrido, un ejemplar único que parece haber sido criado más en la imaginación del fotógrafo que en un entorno natural. Su piel, lisa y escamosa por partes, combina el color marrón de la tierra con un espectacular azul turquesa que cubre su lomo.
Su rostro fusiona el perfil regio y amenazante de un felino salvaje con la expresión dulce y curiosa de un primate. Sus ojos, amplios y melancólicos, parecen estar llenos de sabiduría y antigüedades. Un par de cuernos surge de su frente, alta e imponente, cada uno se arremolina majestuosamente hacia el cielo, recordando a los de una gacela.
El trasfondo presenta una serie de árboles y vegetación difuminada, recreando el entorno de una selva. El filtrado de luces es muy sutil que parece real, abraza la figura híbrida, delineando su forma y acentuando su aspecto majestuoso. Los detalles en la escena son impresionantes, hasta la textura de la piel y la delicada musculatura se pueden apreciar, transmitiendo una sensación de que el criatura podría saltar de la imagen en cualquier momento.
Esta fotografía hiperrealista de un ser híbrido es una verdadera obra de arte, de la que uno no puede sino quedarse impresionado.
Por último, al observarla resulta difícil recordar que es una creación, evidenciando el dominio del hiperrealismo fotográfico por parte de su autor.