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Una fotografía estenopédica sobre una naturaleza posthumana captura la fragilidad de la vida humana y el ciclo de la existencia. Esta imagen muestra una vista desde arriba de una mujer tendida en una cama, con una manta blanca cubriendo su cuerpo. La luz natural entra por la ventana y cae sobre la mujer, iluminando su rostro y cuerpo. Sus manos se unen sobre su pecho, suavemente. El blanco de la manta se mezcla con la palidez de su piel, sugiriendo la fragilidad de la vida humana. El encuadre de la imagen se centra en la mujer, creando una sensación de soledad y aislamiento. Esta imagen nos recuerda que la vida es efímera y que el ciclo de la existencia continúa.