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Esta fotografía blanco y negro muestra una ciudad posthumana. Está cubierta de una profunda capa de polvo, con los edificios en ruinas y la vida aparentemente extinguiéndose. El aire está lleno de una quietud ominosa, con la luz del sol de la tarde filtrándose a través de los edificios destruidos. Las calles están desiertas, con una atmósfera de tristeza y soledad. Los árboles se encuentran marchitos y sin vida, con sus ramas desgarradas por el viento. El cielo está cubierto de una capa de nubes grises, lo que agrega a la sensación de desolación. La escena es una triste imagen de lo que una vez fue una ciudad próspera y vibrante. Esta fotografía nos recuerda que todo lo que una vez fue, algún día puede desaparecer.
