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Esta fotografía de retrato posthumano muestra a una persona de apariencia humana, pero con un toque de fantasía. El sujeto se encuentra sentado en una silla con una postura relajada, mirando directamente a la cámara. La luz del sol entra por la ventana y se refleja en su rostro, destacando sus rasgos y características. El sujeto lleva una túnica blanca con una capucha de color plateado, que le da un toque misterioso. Sus ojos son de un color azul intenso, que contrasta con el tono oscuro de su cabello. Sus orejas son ligeramente puntiagudas, como las de un elfo, y su nariz es ligeramente más larga de lo normal. Su boca es pequeña y sus labios están ligeramente entreabiertos, mostrando una sonrisa misteriosa. La fotografía es una obra maestra de realismo hiperrealista, con una calidad de imagen impresionante y una atmósfera mágica que hace que el sujeto parezca casi vivo.
