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Esta pintura abstracta sobre un retrato posthumano muestra una figura femenina desgarrada, con su cuerpo fragmentado en diferentes formas geométricas. La figura está cubierta por una mezcla de colores brillantes y sombríos, con una paleta que va desde el azul profundo hasta el amarillo intenso. Los colores se entremezclan para crear una sensación de movimiento y caos, reflejando la desintegración de la figura. La figura se encuentra en un espacio oscuro, enmarcada por un fondo negro y gris. La línea entre la realidad y la fantasía se desdibuja en esta pintura, creando una imagen inquietante y desconcertante. La figura parece desgarrada y fragmentada, con sus miembros y partes del cuerpo que se entrelazan y se desvanecen. Esta pintura abstracta refleja la naturaleza cambiante de la identidad posthumana, donde la realidad se desvanece y se funde con la fantasía.
