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Este cuadro muestra a un hombre con una máscara de gas en un paisaje posthumano. El fondo es un desierto yermo y desolado, con el hombre de pie en el primer plano mirando al espectador. La máscara de gas que lleva puesta es un símbolo de los peligros del mundo en el que habita, y el hecho de que sea el único que se muestra en el cuadro sugiere que es el único humano vivo que queda en este mundo postapocalíptico.